Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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viernes, 30 de octubre de 2020

Contra el prescriptivismo en la literatura

Este es un proceso de años que vino a explotar en el año 2020. Estoy harta de ver reglas arbitrarias de consejos de escritura y a escritores frustrados porque no pueden seguirlas. Igual es que vivo en una burbuja de tuiter en la que eso pasa mucho, pero llega un punto en el que paso de la risa a la frustración y quiero dedicarle un último ensayo a este prescriptivismo. Así que, aquí vamos, supongo.

Durante mucho tiempo pensé en jugarle desde adentro, meterle goles, ir en su contra. Hacía entradas disfrazadas de entradas de consejos para el NaNoWriMo haciendo énfasis en la idea de que escribir no tenía por qué ser un sufrimiento, que la salud mental era primero y que no era divertido si estabas estresado todo el tiempo. No funcionaba. Dejé de compartir mis avances en números de palabras porque, aunque algunos eran satisfactorios para mí, ya no me importaba tanto el demostrar que estaba escribiendo y me parecía dañino contribuir a la idea de que un escritor es sólo la cuenta de las palabras que escribe. Los únicos consejos que hay en mi blog son entradas sobre la puntuación (que me siguen pareciendo valiosos, para ir en contra de las normas hay que conocerlas). Nunca voy a hacer algo en la línea de "cómo escribir a un personaje mexicano" porque me parece aberrante pensar que existe tal falta de sensibilidad que son incapaces de escribir personajes de otras nacionalidades sin requerir un instructivo (en especial porque no hay un instructivo que valga con tantos millones de personas diferentes; me parece una aproximación mucho más honesta acercarse desde lo humano y hablar con muchas personas). Lo único que ofrezco es esto: un manifiesto claro contra el prescriptivismo en la literatura

La epidemia de consejos

La mayoría de los consejos que nos traban se esconden tras las buenas intenciones. A veces ni siquiera nos damos cuenta que estamos completamente trabados. A veces cuesta años darnos cuenta del daño que nos hizo escuchar tantas instrucciones —a menudo contradictorias— cuando pasan años. Hay voces que se quedan en tu cabeza diciéndote que lo estás haciendo mal

El año pasado volví, tras mucho tiempo, a escribir fantasía épica. Mi odio por los consejos de blogs de literatura y ese hecho parecen no estar relacionados, pero, en realidad, tienen todo que ver. Pasé casi cinco años sin escribir épica porque leer tanta mierda (perdón, eso es lo que siento por los consejos) me convenció de que era algo dificilísimo que yo nunca podría hacer. Y luego escribí algo en un mes que salió sólo. Y luego escribí sobre sirenas, piratas y hadas y el fin del mundo. Sobre torres que eran escuelas de hechicería. Escribí sobre brujas a lomos de dragones. Escribí sobre guerreros enamorados de dragones. Escribí sobre magos y hechiceros. Escribí sobre otros mundos. Y me di cuenta de que no era tan difícil como me habían hecho creer.

Los pilares de la fantasía no eran ni mis sistemas de magia (por qué confundir magia con ciencia, cuando en la imaginación cabe lo imposible) ni mi worldbuilding (término que tiene más relación con las partidas de rol; en un libro no importa si mis ríos corren en la dirección correcta si estoy escribiendo sin alma alguna); no eran ni siquiera mis héroes, a los que tanta importancia les doy cuando escribo. Ni era ninguno de los pilares que me decían los artículos gringos que alimentaban a un algoritmo que escupía contenido. Tenía más que ver con la imaginación y el lenguaje, con ser capaz de evocar otros mundos y acercarme desde ellos a lo humano. Aprendí más leyendo fantasía que consejos de como escribirla. 

Esto, por supuesto, no se limita a la fantasía, pero para mí empezó con ella. La obsesión por crear sistemas políticos "realistas" (qué es realista en la fantasía, ¿a poco su imaginación tiene fronteras?) y escribir sobre como hacerlo no me ayudó a crear ninguno. Se volvió más fácil poblar mis mundos leyendo a Marx y a Engels, que al final escribían de cosas humanas, que leyendo columnas que insistían que la fantasía tenía que ser "realista" (insisto, creo que no saben lo que significa la palabra que están usando; yo me iría más por verosímil y todo puede ser verosímil con el suficiente amor y trabajo en el lenguaje y la imaginación). Hay también una obsesión extraña por la uniformidad de los llamados "sistemas de magia" y gente que hasta les ha puesto ¡leyes! Cosa que no entiendo en lo absoluto. Fue hasta después que recordé La historia interminable y cómo Ende valoraba a la imaginación como un super poder y cómo Fantasia era tan vasto que nadie lo conocía entero y no tenía fronteras que recordé que en la fantasía no hay reglas y me senté a escribir. La cosa no para allí (¡ojalá!).

Pero de repente había reglas y casi fórmulas matemáticas de cuantos diálogos tenía que tener una historia y cuánta descripción. ¡La gente se atrevía a ponerle porcentajes como si la literatura pudiera ser calificada de esa manera! De repente si no tenías suficientes diálogos, la historia era aburrida. Si eran demasiados, faltaba descripción. Se ignora que hay obras magníficas que tienen muy pocos diálogos al modo convencional (por ejemplo, La casa de los espíritus de Isabel Allende, incluso Cien años de soledad de Gabriel García Márquez) u otras que se valen específicamente de los diálogos para todo (El beso de la mujer araña de Manuel Puig hizo maravillas por mi escritura, mis maestros siempre han sido otros escritores que leo). ¡Hay quien pretende ponerle fórmulas mágicas a la longitud ideal de un cuento! ¡Quien te dice en qué orden hay que describir! ¡Cómo hay que hacerlo! ¡Cada cuánto hay que intercalar un párrafo! ¡Quien dice que nunca tienes que usar un adverbio porque un escritor gringo dijo que no le gustaban! Y después de todas las instrucciones tienen el descaro de decir que solo son consejos, que al final cada quien sabía qué le funcionaba.

El problema existe cuando no sabes qué te funciona y de todos modos ya te plantaron la semilla en la frente.

Usualmente, pienso en las buenas intenciones. En serio. Creo que muchas de esas personas, sobre todo las que lo hacen de a gratis, creen que están haciendo algo bueno. En serio. Siguen las tendencias, quieren ayudar, no todos se dan cuenta de que están alimentando a un algoritmo que no se detiene. Mi problema va con los grandes best-sellers o las editoriales. Ya no están animando a escribir, están creando productos que ya van empacados en cajitas que no permiten la exploración. Libros-producto que es entendible que las editoriales quieran cuando hay que vender. Libros sometidos a sobreediciones para calzar con estadísticas de diálogos y ser ante todo, correctos según las reglas de lo mainstream.

Y aunque siempre intenté ignorar los consejos, la epidemia de estos también me alcanzó.

El escritor como producto

Creo que fue en 2016 cuando empecé a ver los cursos y consejos de marketing para escritores. Muy bien, entiendo su existencia. De repente la autopublicación estaba en boga, nadie quería saber nada de las editoriales e intentar ser leídos por otros medios era algo que había que explorar. Como escritora que siempre ha estado acostumbrado a estar en los márgenes (de los géneros, puesto que escribo fantasía y a veces ciencia ficción; de la publicación, pues mi producción en fanfiction se mezcla con lo que escribo para otros proyectos, aunque sea increíblemente diferente; geográficamente, puesto que me encuentro en el sur global) entiendo que la oportunidad de que te leyeran así era muy interesante. Para algunos era la meta: publicar. Decir, tengo un libro. Hay quien en eso ve el triunfo y no lo critico. Para mí cualquier medio de publicación (tradicional o no) era más un medio que un fin. Así que seguí con calma. Supongo que tuve suerte.

Me ha tocado ver a las mejores mentes de mi generación acabar aplastadas bajo el algoritmo. Sufrir crisis porque sus perfiles no son lo suficientemente profesionales (por favor, qué importa, no vamos a estar todo el día hablando de ser escritores, aunque no dudo que haya quien lo intente), hacer cualquier cosa con tal de que el algoritmo les funcione. He visto escritores que quieren los llamados "blogs de escritores" (desde ahorita: este no es uno, este es un blog personal donde le grito a las nubes) entregarlos a granjas de contenido donde redactores que le vendieron su alma al capitalismo escriben artículos con buen posicionamiento para que parezca que son activos (ya trabajé de eso, en serio, no hay alma alguna, ni arte, ni nada; no es lo mismo escribir eso que escribir desde el corazón y volcando tu ser, pero bueno). He visto gente convencida de que si no tiene buen marketing no va a llegar a ninguna parte.

Entonces van las tendencias: hay que alimentar al algoritmo. Si no estamos hablando de nuestras novedades o de lo último que publicamos, hay que hablar de lo que escribimos. Hay que proyectar una imagen de escritores todo el tiempo. O de autores. O el término que quieran ustedes. Eso se junta a que ahora muchas mujeres buscan reivindicarlo para sí, después de vivir en los márgenes de un sistema editorial mayormente injusto, por ejemplo (y otras miles de cosas más). Yo personalmente nunca he tenido problemas para nombrarme escritora, aunque haya publicado "tradicionalmente" (porque ni tanto) una sola vez, pero cada quien tiene su historia con las palabras y creo que hay que buscar formas más sanas de relacionarnos con lo que somos (digamos que es profesión o no, porque yo no lo digo, pero no es hobby, más bien es una clase de destino) que estar constantemente alimentando al algoritmo.

A veces disfruto ver a las personas que con amor comparten sus proyectos. Yo insisto en que hay diferencia entre quien lo hace con mimo, amor y un poco de alma a quien está preguntándose a qué hora su tuit va a tener mayor alcance, eso sí. Sin embargo odio esta cultura en la que si no estás hablando constantemente de lo que estás escribiendo no estás escribiendo y además, siguiendo las reglas de lo mainstream. No tengo nada en contra de los hashtags de los proyectos o de los aesthetics o moodboards o fichas de personaje o cualquier pendejada que hagan (yo hago mapas mal hechos para no confundir este con oeste porque soy estúpida). Para qué iba a tener cosas en contra de cadenas de caracteres o simples imágenes. Me molesta la cultura alrededor de ello en lo que de repente parece una imposición y nadie se sale de la norma. ¡Genial, primero nos salimos de la norma de las editoriales de monopolio y luego creamos otra más!

En serio, hagan lo que quieran. Alimentar al algoritmo no va a hacer demasiado por ustedes si no tienen pasión por escribir o amor a lo que están creando. Los consejos de escritura y los consejos de marketing no ayudan: paralizan. Lo hicieron conmigo. Muchos años. Tantos y tan variados que no sabes a quién hacerle caso. Y a veces son reverendas pendejadas, como el consejo mierda ese de no narrar sueños. Creo que es un deber ignorarlos todos, escribir lo contrario a lo que me dicen, recordar una y mil veces que en la escritura no tiene por qué haber prescriptivismo. La literatura es ese pedazo del mundo en donde podemos romper y volver a ordenar la gramática y la puntuación, donde podemos crear todo lo que no existe, donde podemos hablar desde la imaginación. No dejen nunca que nada los limite.

Especialmente, no lo que está haciendo el vecino.

viernes, 5 de julio de 2019

Cómo planeo para el #CampNaNoWriMo

¡Hola a todos! Hoy no es día de hablar de libros sino hablar de escribir porque estamos en el mes del Camp NaNoWriMo (ya saben que se hace uno en abril y otro en julio y si no saben pues lo acaban de averiguar). El Camp funciona como entrenamiento para el NaNoWriMo en noviembre, ya saben, cuando uno va por todo o nada (50K palabras o 50K palabras). Ya una vez escribí una serie de consejos donde sobre todo les recomendaba aprovechar la flexibilidad del Camp a la hora de fijarse una meta, que les recomiendo que chequen si lo están haciendo ahora mismo y planean hacerlo dentro de poco. Hoy vamos a hablar un poco de planeación. Hasta yo, conocida por hacer outlines de tres líneas, planeo cosas. Bueno, les voy a contar un poco de que hago con unos cuantos consejos.


A ver, los NaNoWriMos son retos de cantidad y no de calidad. Esa es la primera cosa que quiero dejar en claro, porque sé que muchas personas se sienten mal cuando sienten que sus borradores no están quedando tan pulidos como querían, que la planeación se salió un poquito de control o que de repente están trabados porque lo planeado ya no les gustó y necesita ajustes. Para empezar, ningún primer borrador es excelente. Todo necesita que lo veamos con ojos descansados (por eso dejar las cosas a reposar unos días después de terminarlas es buena idea) y corrijamos. Nadie se salva de ese trabajo del mal. Después de corregir una vez, hay que corregir otra y otra y otra. No hasta el infinito porque si o nunca tendremos algo terminado, pero se entiende. Así que el chiste es sacar adelante la historia. Como sea, pero que la estructura o el esqueleto salga como nosotros queremos para corregir sobre eso. Por eso planeo algunas cosas. Ahora sí, me voy a ir por partes para decirles lo que hago y soltarles consejos o recursos.

Hojas de personajes


Soy una persona que suele escribir historias character-driven, por lo que para mí lo más importante es tener claro quienes son los protagonistas. Siempre me ha gustado hacer fichas porque soy una master de hacer fichas para partidas de rol por foro enormes, con backstory enorme y muchos detalles para luego desarrollar todo on-rol. Sin embargo, para las novelas, me voy más a lo simple y básico que a las fichas muy largas. ¿Por qué? Porque en el rol tu ficha la va a leer otra persona y es importante que tenga todos los elementos del pasado de tu personaje que tu consideres importantes para su historia y porque es una carta de presentación. El rol narrativo, ese que se juega por foro, es otro tipo de storytelling colectivo donde cada quien va aportando poco a poco y no es lo mismo que escribir una novela solitariamente. Así que no necesitas tanta cosa, menos para proyectos como el NaNoWriMo. Así que acá va el primer consejo: si haces fichas de personaje (y no es mala idea hacerlas si eres character-driven), que estas sean lo más concisas posibles.

Además, sé consiso en qué personajes obtienen una ficha. Yo sólo la hago para protagonistas, personajes con un papel muy amplio o significativo en la trama y antagonistas. El resto a pastar, que no hay tiempo que gastar en personajes que aparecen una línea y no son tan significativos como otros. 


Por otro lado, sé que hay quien hace modelos de fichas y es bueno tenerlas en cuenta. Pero no te quedes con un modelo estático. Yo usualmente diseño las mías propias, porque tienen tan pocos campos que me suele quedar grande todo. Además, lo hago porque con cada proyecto soy flexible. Por ejemplo, con un proyecto no me sirve describir con detalle la apariencia de alguien en la ficha y en otro proyecto sí. En un proyecto necesito saber edades o a qué se dedican y en otro no... O sea: pon lo que sea relevante para la historia. Por poner dos ejemplos:

1) Proyecto A: Tengo un setting post-apocalíptico, necesito saber cómo sobreviven o se ganan la vida mis personajes. Así que además del nombre y la edad, agrego ocupación a la ficha y ahí pongo como se dedican a sobrevivir. No necesito nada más, pero dejo un campo vacío sobre cosas relevantes para ir escribiendo cosas que no debo olvidar conforme vaya avanzando en la novela.

2) Proyecto B: Es de Fantasía Urbana en la Ciudad de México e incluye dioses de la mitología mexica. Todos ellos pueden presentarse ante el resto con una apariencia humana, pero quiero que tengan elementos de sus representaciones como dioses, entonces además de poner quiénes son, cómo se hacen llamar para aparentar ser mortales, describí su aspecto, especialmente los detalles que tienen que ver con su identidad divida y esas cosas.
Ejemplo del proyecto B

No se crean que mis fichas son muy largas, no pasan de una hoja en una libreta no muy grande. Como dije, ser conciso es lo mejor porque además te ayuda a descubrir muy fácilmente los motivos de tu personaje o te obliga a poner en pocas palabras cuál es su núcleo. Además de eso, suelo poner como dato curioso cuál es su moral alignment si es que tienen alguno o, en otros cosas, en que casa (o casas) estarían si yo estuviera escribiendo un Hogwarts AU (universo alternativo), lo cual me funciona porque debido a que escribo fanfics de Harry Potter, conozco diversos arquetipos de diversas casas y puedo aplicarlos fácilmente. O sea, lo de hacer fichas de personaje, mientras más flexible y conciso, mejor para mí.

El truco es experimentar y descubrir qué te funciona (pero recuerda, lo de hacer cosas simples es un buen consejo).

Outlines (o escaletas)


Soy la reina de hacer outlines de tres líneas o muy breves y lo recomiendo ampliamente para proyectos como estos. ¿Por qué? Primero, son proyectos de escritura a la que yo le digo de fondo. No son imporsibles, son proyectos que pueden ayudarte a hacer de la escritura un hábito (que es escribir diario hasta lograrlo), pero también son proyectos donde la frustración puede atacarte desde todos los ángulos. Primero, porque sientes que lo que estás escribiendo no es suficientemente bueno (recuerda, es un primer borrador, tendrás oportunidad de pulirlo, no debe ser perfecto a la primera); puede atacarte el síndrome del impostor (¡dale con una silla hasta que se vaya...! Vale, no, ojalá fuera tan fácil de correr); puede frustrarte tener una planeación detallada porque estás trabado o trabada en alguna parte que no sabes como cambiar sin deshacer todo o porque ya te fuiste por otro lado. La mejor forma de evitar eso es hacer un outline flexible. 


¿Cómo lo hago yo? Marco un punto de partida, en general, es muy bueno empezar a narrar la historia allí donde todo empieza a cambiar. O sea, nuestros personajes tenían vidas aparentemente normales (en su setting, claro, la definición de normal es extremadamente flexible) hasta que... *inserte aquí cosas que pasan*. De ahí, la cosa queda muy libre, pero siempre, siempre, siempre marco cuál será el final o descenlace para tener siempre claro a dónde debo llegar. Eso evita desvíos o rodeos enormes. Además, marco un par de puntos clave que sé que necesito poner en alguna parte y lo demás lo dejo libre. Por supuesto, cada quien es libre de marcar todas las cosas que crea importantes, pero la flexibilidad ayuda a que un outline sea adaptable al cambio y a que la escritura no se vuelva frustrante porque no hay suficiente espacio para experimentar en el momento.


Hay que ser cuidadosos a la hora de escribir para no acabar con desmadres, pero la verdad es que en mi experiencia es lo que más me da resultado. Por supuesto, esta no es una receta para todo el mundo, cada quien tiene que experimentar con cómo funciona mejor (es más, hay personas que no hacen el NaNo o proyectos parecidos porque no trabajan bajo presión y eso está bien, a cada quien según sus necesidades y de cada quien según sus capacidades). Esos son todos mis consejos por hoy, ¡sigan escribiendo! (Y a ser posible, ahuyenten al síndrome del impostor a patadas o como mejor les funcione, no compren la idea de que los escritores son unos cuantos talentos impresionantes: si escriben, son escritores).


lunes, 4 de abril de 2016

7 consejos para el #CampNaNoWriMo

Cuatro días en el CampNaNoWrimo y muchos seguro que ya se están tirando de los pelos. Por falta de planeación, por exceso de planeación, porque su idea ya no les convence, porque van atrasados por muchos días o simplemente se están preguntando por qué ser tan masoquistas, si con un mes de NaNoWriMo al año es suficiente para acabar loco. Bueno, no se preocupen. vengo a compartir mi sabiduría infinita (o sea, ninguna) para salvarlos de la catástrofe. Estos son mis consejos de una escritora amateur a todos los que están intentando completar el CampNaNo con éxito y están empezando a preguntarse qué demonios están haciendo.


1. Aprovecha que puedes elegir tu meta. Esto es algo que en noviembre no puedes hacer. En noviembre es todo o nada, las 50K palabras o nada. Pero el Camp te da la oportunidad de elegir cuántas palabras vas a escribir y si sabes que no podrás lograr las 50,000 palabras siempre puedes relajar un poco tu objetivo. Tampoco es para que digas que escribirás 5000 palabras en todo el mes, pero sí para que te pongas una meta realista. En mi caso, son 30,000 palabras. 

2. Sé constante y adelanta cuando puedas. Sé que este consejo lo dan en todas las entradas sobre consejos para el NaNoWriMo y derivados pero de verdad es útil. ¡Háganle caso!

3. Planifica lo necesario. Hay personas que necesitan conocer toda la trama de lo que van a escribir antes de empezar y personas que no, sólo necesitan una idea, un final, un tema o una frase. Haz lo que se te acomode. Si necesitas planificar y apenas te diste cuenta, pierde el tiempo en planificar: al final te darás cuenta de que escribirás más cómodo y tendrás menos relleno entre tus manos. Si planificaste pero ya quieres cambiar todo el plan o ignorarlo y confías en ti, ¡hazlo! Lo ideal es que te conozcas y sepas si vas a necesitar un planning o no, pero nunca es tarde para remediar este asunto. 


4. No procrastines. No es necesario que apagues el internet, pero no procrastines. Adiós a perder mil horas en una página de nombres para bebés o decir cada cinco minutos en twitter que estás intentando escribir en el CampNaNoWriMo. Menos hablar de sus novelas y más escribirlas. Hay muchos escritores que pasan más tiempo diciendo que van a escribir que escribiendo, justo como esos estudiantes universitarios que pasan la vida diciendo que tienen que estudiar en vez de estar estudiando. No hay nada malo en compartir una o dos veces al día tu avance o pedir ayuda cuando la necesitas, ¡pero tampoco pierdas el tiempo en eso en vez de escribir! Que estar diciendo en las redes sociales que tienes que escribir no va a hacer que la página de word se llene de letras como por arte de magia, por más que nos gustaría.

5. Deja de preocuparte por si estás escribiendo una mierda. El 99.999999% de los trabajos que salen después de un NaNoWriMo o un CampNaNoWriMo son impublicables, por no decir otra cosa (me acabo de inventar la palabra, also). Son los únicos momentos del año en los que la cantidad es más importante que la calidad. Cuando acabe el mes podrías gastar todo tu tiempo en releer las porquerías que escribiste y mejorarlas, mientras estás escribiendo deja de preocuparte. Si pasas más tiempo corrigiendo que escribiendo el tiempo va a ganarte. 


6. No escribas solo. Si no quieres interactuar con desconocidos como los que te asignan en las cabañas del Camp invita amigos. Ellos estarán allí para oír tus quejas, te entenderán y también se van a quejar. Es buen método para relajarse, pedir ayuda y no sentirte solo en tu odisea.

7. Escribe. No hay mejor consejo que ese, se los aseguro. 

Finalmente, diviértanse. Ya oirán de mí y mis avances en el CampNaNo, por aquí, por mi twitter y por todas mis redes sociales aunque, por supuesto, me voy a aplicar mis propios consejos. No olviden que están escribiendo un borrador y que, cuando lo acaben, aun les quedará camino por recorrer. ¡Pero ya habrán dado el primer paso que siempre es el más difícil!

¡A ESCRIBIR!


jueves, 31 de diciembre de 2015

Sé lo que hiciste el año pasado | Recuento 2015

Este es el resumen de 2015, ¿quieren saber qué hice? 

1. Gané el Torneo de los Tres Magos en La Noble y Ancestral Casa de los Black. Hice toda una entrada explicándolo y fangirleando, así que no creo que sea necesario añadir más. 


2. Resucité el blog, por las buenas. Los años anteriores había estado intentando, sin éxito, darle un rumbo o algo, pero absolutamente nada me convencía, me sentía insegura, no sabía reseñar, no leía tanto como ahora y, lo más importante, me aburría muy rápido porque quería seguir las modas de la blogósfera. Una de las cosas más sanas que he hecho es decidir que el resto me valía madres, que yo iba a hacer lo que quisiera, con mis propias secciones, juegos de azar y mujerzuelas. Hasta ahora, me ha funcionado (¡también tenemos gifs!).

3. Cumplí con creces mi propósito de leer en inglés.

4. Volví a ignorar los retos literarios este año. El próximo no volverá a haber #12mesesleyendo, ni Lee tu nombre. No tiene ningún caso que los siga haciendo si los voy a seguir incumpliendo, buscaré alguna otra cosa que me motive un poco más.

Deshonré a mi vaca lectora and I don't even care.
5. Dejé atrás el anonimato: adiós a los avatares de C.C, de Amelie, a las imágenes de perfil de personajes que me gustaban y todo eso. Hay gente que no quiere poner su fotografía en internet por múltiples y variadas razones, pero he descubierto que inspiras un poco de más respeto con tu verdadera identidad. El pseudónimo, que es casi mi nombre, se matuvo, por supuesto (aunque si les interesa, mi nombre completo anda vagando por la red gracias a un artículo que escribí hace mucho tiempo sobre El Disco del Tiempo).

6. Escribí Acónito y Verbena, otro más en mi lista de fanfictions de Harry Potter. Este tiene lugar después de los libros, en de drama y misterio, tiene vampiros, magos, hombres lobo, leyes injustas y tiranos. 


7. Participé en el NaNoWriMo y no lo acabé. No me preocupa ese hecho en lo más mínimo porque ya habrá tiempo de volverlo a intentar otros años. Llegué a la mitad, pero no dejé abandonada la historia. La sigo escribiendo, con ritmo más lento, pero sigue avanzando. La idea es acabarla de publicar (y por ende, corregir) en Enero. Se llama Ladrona de corazones y tiene mexicanos, mezcal, escoseses malhumorados y asesinatos. Nada le falla.  

8. Hice, ¡por fin!, una página para tener en orden mis reseñas

Tennant me aplaude a mí, lo sé
9. Cumplí el Goodreads Reading Challenge (según Goodreads) que me propuse: 100 libros. En realidad entre los 101 libros que leí hay comics, novelas gráficas, libros extraordinariamente cortos y extraordinariamente largos y hasta un libro que acabé por abandonar.


10. Casi tripliqué las visitas del blog. Y no tengo ni idea de cómo lo hice. 

11. No me puse propósitos lectores para el 2016. Nunca lo hago. Evito decepciones y leo lo que quiero sin presiones.

¡Feliz año nuevo! Que 2015 haya sigo fructífero para ustedes y que 2016 sea mejor. Que cumplan los propósitos que se ponen, los retos, que lean más y mejores libros, que sigan escribiendo reseñas si es que tienen un blog y sigan siendo parte de la blogósfera. Que el año que viene sea mejor y los libros también. (Y que yo siga matando personajes en los fics que escribo).


miércoles, 2 de diciembre de 2015

Como usar la raya (o guion largo) en los diálogos

Buenos días. Por favor, alcen las manos todos los que aspiran a ser escritores. O que escriben. O que ya son escritores, pero no tienen novela. O escritores en proceso de corregir sus novelas o cualquier cosa. Si quisiera cubrir todas las posibilidades, estaría hablando hasta mañana y no llegaríamos al punto de esta entrada jamás.


Voy a contarles una historia: si me dieran un peso cada que le digo a alguien que vaya a la RAE o busque cómo se usa la raya correctamente para escribir diálogos, ya sería rica o al menos tendría amasada una fortuna considerable. La verdad es un tema que me frustra mucho porque yo recuerdo que aprendí por repetición y por correcciones, leer manuales me ayudó poco o nada, también porque tenía trece años y una increíble falta de paciencia.

ADVERTENCIA PARA NAVEGANTES: No soy una erudita de la lengua española, sólo una ñoña que revisó toda la Ortografía de la RAE para aprender a puntuar. Soy humana y, como tal, tengo errores. (Y todavía me sorprende tener que especificar eso...)

Así que... ¡empecemos!


Para empezar, hay mucha gente que no conoce ni el guion largo (o raya) o espera que aparezca mágicamente cuando usa el guion corto (-) o el guion que no es tan largo del que me olvidé su nombre (–) o hasta el guion bajo ( _ ). No se burlen, conocí a alguien que escribía los diálogos con el guion bajo. Bueno, el guion largo o raya es este (―) y con él se escriben los diálogos; no valen las comillas inglesas, ni las francesas, ni cualquier otra cosa que se les ocurra. Estamos escribiendo en español

¿Cómo lo obtienen en el teclado? 

En Windows: Alt+0151.
En Mac: Alt + Shift + guión corto (-).

También pueden copiar y pegar, un patrón de auto corrección, un atajo en el teclado, lo que quieran. Aunque eso se los debo para otra entrada porque esta ya me va a quedar lo bastante larga. Sin embargo, creo que uno de los problemas principales de la mayoría de la gente es que no sabe dónde encontrar la raya y usan el guion. ¡Me he encontrado libros editados con guiones cortos! ¡GUIONES! (Desearía que fuera una broma).

Bueno, para empezar, la primera regla que se tienen que aprender, es que las rayas nunca van separadas de las palabras. Nunca. Jamás. En serio, jamás en la vida. En el caso de que estemos iniciando el diálogo, la raya va pegada a la primera palabra de lo que va a decir nuestro personaje. 
Así:
―Vine por el anuncio. ¿Fitzwilliam Harper?
No así:
― Vine por el anuncio. ¿Fitzwilliam Harper?
En este caso tenemos una intervención simple, sin ninguna clase de acotación por parte del narrador. ¿Qué hacemos cuándo hay acotaciones del narrador? ¿A qué palabra pegamos la raya? ¿A la de la acotación? ¿A la del diálogo? ¿O hay un espacio? Bueno, bueno, antes de entrar en pánico, la raya va pegada a la primera palabra de la acotación del narrador. Además de que la acotación se iniciará con minúscula si el verbo que continúa es un verbo comunicativo (por ejemplo, hablar, contar, decir, preguntar, inquirir, etcétera) o si no hay ningún punto antes. Y por ningún motivo, si el diálogo no continúa, tenemos que poner otra raya al final. ¡Por ningún motivo!
Así:
―¡Usted me dijo que viniera! ―reclamó Kane.
No así:
―¡Usted me dijo que viniera!― reclamó Kane.
Tampoco así:
―¡Usted me dijo que viniera!―reclamó Kane.
Mucho menos así:
―¡Usted me dijo que viniera! ―Reclamó Kane.
Menos así:
―¡Usted me dijo que viniera! ―reclamó Kane.
Si el diálogo continúa después de la acotación o intervención del narrador sí tenemos que poner la raya que va al final de la acotación, aunque esta vez no va pegada al diálogo, sino a la última palabra de la acotación del narrador.
Así:―¡Usted me dijo que viniera! ―reclamó Kane. Pues aquí estoy.No así―¡Usted me dijo que viniera! ―reclamó Kane―Pues aquí estoy.
En medio de un diálogo, pueden hacer las acotaciones del narrador que crean necesarias y todas siguen las mismas reglas que ya enuncié arriba. Además, después de una acotación del narrador no es obligatorio poner un punto y seguido; por ejemplo, se pueden poner comas, puntos y comas o dos puntos (e incluso se puede no poner nada) según se ajuste a la oración que están utilizando. Lo único que nos se pone después de la acotación del narrador, sino en el mismo diálogo son los puntos suspensivos, para marcar aun más la pausa. 
Ejemplos
―La señorita rubia que estaba allá ―se corrigió― le manda esto.
―Gracias a Alexis. Yo no estaba rentando nada ―se apresuró a aclarar Harper―; ella nos engañó a los dos.
―No lo sientas ―dijo, rechazando su lástima―, es pasado.
―Pero eras policía… ―dijo Kane―. Podrías haberlo enfrentado.
Muy bien. Ahora, seguramente han visto que, en algunos casos, hay un punto y seguido antes de la acotación del narrador y esta empieza con mayúscula, como si fuera una oración completamente diferente. Esto ocurre generalmente cuando la intervención del narrador no tiene ningún verbo de índole comunicativa (hablar, decir, contar, comentar, responder, preguntar, pedir, etcétera) y no va a hacer ninguna acotación sobre el diálogo en sí, sino sobre las acciones del personaje. La regla no es absoluta, tiene sus excepciones, por supuesto, pero si apenas van empezando analizarlo de esa manera va a ayudarles mucho (al menos a mí me sirvió). ¿Quieren ver algunos ejemplos? Las reglas para poner las rayas (o guiones largos) son exactamente las mismas. Nada varía
Algunos ejemplos:
―Ah, tú también estás aquí. ―Se asomó y vio a Kane―. Y el periodista. Maravilloso, sencillamente maravilloso.
―¿Qué puede merecer que se roben el corazón de las personas? ―No solían tocar demasiado el tema, pero los últimos días salía hasta en la sopa.
―Maldición, Kane, parte de la magia de la exposición es que esté aquí precisamente. ―Roni había hecho un énfasis especial en la palabra aquí.
¿Ya todo les parece más fácil? No se preocupen, ya casi acabamos. La raya tiene muchos, muchísimos usos y escribir diálogos quizá no es tan simple como yo se los estoy poniendo aquí. Estoy sintetizando lo más sencillo como una introducción para aquellos que no tienen ni idea de sus usos. Escribir diálogos es algo increíblemente flexible, pueden ser tan largos como ustedes quieran, pero siempre recuerden que tienen que ser naturales, tener tantas acotaciones como sea necesario para el narrador o para la historia. Así que seguramente se han encontrado con el siguiente problema: ¿qué carajos se hace cuando sus diálogos tienen más de un párrafo? ¿Se abre otro guion? ¿No se marca nada? Bueno, se hace así: 
―Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit ―el narrador dice algo―, nunc sit amet est nunc. Mauris tincidunt ipsum a mi vehicula, in mollis nisi tincidunt. Aliquam sagittis nisl tortor, ut aliquam urna sodales quis. Cum sociis natoque penatibus et magnis dis parturient montes, nascetur ridiculus mus.
»Sed nec orci nibh. Suspendisse hendrerit, tellus vel pharetra hendrerit, felis enim placerat risus, nec tincidunt elit orci et magna. ―Otra acotación de narrador―. Nunc aliquam id ligula a feugiat. Mauris consequat vel enim tristique pretium. Aenean gravida nibh nisl, sed auctor nisi condimentum et. Vestibulum non elit tempus, convallis ipsum et, euismod velit.
Sí. se ponen las comillas angulares de cierre al empezar el segundo párrafo del diálogo. Ojo, son las comillas angulares de cierre (») no dos signos de mayor que (>>); sí, me sigue desconcertando la gente que las confunde. La única diferencia es esa, todo lo demás es igual a como les puse allá arriba.

Pues bien, de momento eso fue todo. Mi fuente es la Ortografía 2010 de la RAE, que pueden consultar en la página de la RAE... o haciendo click en el link que ya les dejé. La raya o guion largo tiene muchos otros usos (listas, a modo de paréntesis, etcétera) y si la consultan pueden encontrar muchos más ejemplos de diálogos mucho mejor explicados que lo que yo les dejé aquí for dummies. Si tienen dudas o quieren que agregue algo más (siempre que tenga que ver con el uso de la raya en los diálogos), pónganlo aquí abajo en los comentarios y por supuesto que puedo poner más ejemplos. 

domingo, 22 de noviembre de 2015

#NaNoWriMo2015: Por qué escribo


En vez de estar escribiendo para el NaNoWriMo que es lo que debería estar haciendo ahora mismo, voy a contarles una historia de amor, probablemente una aburrida, pero la más importante para mí. Esta historia de amor se remonta a cuando yo tenía cinco años, casi seis, y, como mi madre se empeña en recordarme cada que le enseño lo que le escribo, yo escribía la palabra "hada" como "ada" y le plagaba las historias a Walt Disney. ¿Ya adivinaron que historia es? Si la historia de por qué escribo, o en otras palabras, la historia de por qué me enamoré de escribir.

En la primaria teníamos un cuaderno donde podíamos escribir historias o podíamos usarlo como diario; la maestra no lo leía, sólo revisaba que, de hecho, hubiéramos llenado muchas páginas. La cruda realidad es que era el cuaderno de música, pero jamás tuvimos clase de música ese año, así que nadie sabía exactamente en qué utilizar un cuaderno que ya nos habían pedido (al menos, ese, porque el de los pentagramas se quedó sin usar un año entero). La mayoría de los niños tenían problemas para decidir que escribir y se pasaban media vida pensando y dos minutos escribiendo. "Pero maestra, es que no hice nada interesante el fin de semana", "Maestra, no sé que escribir", "Maestra, ¿cómo se escribe un cuento?" A mí me parecía curioso porque yo llenaba las páginas sin ningún esfuerzo con una historia malísima que era un plagio descarado de la bella durmiente (con "adas madrinas" en vez de "hadas madrinas"); cuando terminé esa historia, plagié a Blancanieves y cuando acabé esa, plagié La bella y la bestia, y luego la de la princesa a la que su madrastra echaba de casa y convertía a sus hermanos en cisnes, y después a Barba Azul, y prácticamente toda historia de Hans Christian Andersen, los hermanos Grimm o Perrault ya hubieran escrito antes.

Lo sé, yo era la original andante. Nunca la acabé, porque la princesa de turno siempre se casa, era feliz para siempre, comía perdices y tenía una hija que continuaba con la historia. A mis seis años yo había visto muchas películas y leído muchos cuentos clásicos y no se me ocurría que, para empezar, el destino de una princesa pudiera ser diferente. Lo cierto es que las primeras lecturas influyeron mucho a la hora de escribir mis primeras historias. Después recuerdo que vi Aladino y escribí una historia que estaba ambientada en una mezcla de la India y Arabia. Y así con cada cosa que veía o leía.

Esa era mi letra. Y ese es un pedazo del plagio de HP
Por ese entonces, se me ocurrió que yo podría escribir algo como Harry Potter. Lo sé. Magnífica idea. Yo tenía creo que doce años e iba a cumplir trece. Mi protagonista era una chica de cabello negro, ojos oscuros y se llamaba Anne Garrew. La historia estaba ambientada en México y como a mí se me ocurrió tener personajes llamados Anne, William, Patrice, Paulette, Renée, etcétera todavía no lo entiendo. La historia era pésima en todo sentido. Sin embargo, por ese entonces, cuando yo estaba a punto de tirar la toalla con la historia leí El Disco del Tiempo de María García Esperón, que en un momento se convirtió en uno de mis libros favoritos por aquel entonces y decidí ponerlo entre mis libros favoritos en Hi5 (sí, niños, por ese entonces la gente usaba esa red social del averno).


María García Esperón y mi madre fueron las primeras personas que me apoyaron para que siguiera escribiendo. Mi madre sabía que mi historia era mala. María no sé, probablemente. Yo escribía francamente mal, tan mal que Crepúsculo al lado parece una comparación; y tantito peor: decidí inmortalizar mis obras en el internet. Sin embargo, tenía doce años y era obvio que no iba a vomitar un premio Nobel escribiendo mi primera novela o mis primeros cuentos. Desde entonces estoy enamorada perdidamente de la escritura, de lo que puedes crear sólo con palabras, de ponerles cara, rostro y forma a las historias que hay en mi cabeza.

Es eso. Por eso escribo. Por amor.

Escribo para evadirme o para contar realidades necesarias. Para tratar temas simples o complejos. Escribo porque, para mí, escribir es como respirar: no concibo mi existencia sin esa actividad diaria (o casi diaria). A lo largo del tiempo he animado a muchas personas a escribir y muchas me han animado a no dejarlo jamás. Todavía recuerdo a mi maestra de español de secundaria quitándome las hojas que escribía en clase en vez de hacer los apuntes y devolvérmelas días después diciéndome que por favor no lo hiciera en clase, pero que conocía un concurso de cuento y que podía participar (perdí). Recuerdo que mis amigos siempre leyeron lo que yo escribía, unos con más interés que otros. Nunca he tenido ese problema de separar mis dos identidades, la que escribe y la que no. Amo escribir y amo decírselo al mundo.

Así que ya que estoy en el desesperado intento de escribir 50,000 palabras en un mes, y seguir escribiendo miles de historias después de eso, vine a contarles esta historia y, de paso, a decirles, que sólo necesitan un empujón para empezar la historia que siempre han querido.


martes, 10 de noviembre de 2015

#NaNoWriMo2015: Crónica de un suicidio anunciado.


Como ya saben (si me siguen en twitter), estoy haciendo el NaNoWriMo, lo que quiere decir que estoy intentando escribir una novela de mínimo 50K palabras en 30 días. Es la primera vez que lo hago oficialmente: registrada en la página de NaNo y todo, pues hace dos años ya lo había hecho por mi cuenta y fracasado épicamente. Así que esta entrada es más o menos el recuento de mis experiencias en el NaNo, que estoy segura que les pueden servir para algo (aunque sea para reírse de mí).

Día 1: No sé de que escribir. ¡Mierda! ¡No planee nada! Es por eso que la mitad de los blogs que te dan consejos dicen que debes al menos tener una idea... Mierdamierdamierda. ¿Por qué no planee nada? No tengo ni personajes. 

*una visita al MUNAE después*

A la mejor en mi cara se aprecia ese: "Mierda, día 1 y no he hecho nada"
Mierdamierdamierda. Me dí el lujo de ir a meterme a un Museo, de ver ofrendas y de perder el tiempo. ¿Y LA TAREA? ¿Y EL NANO? Sigo sin ideas... 

*unas cuantas tonterías programadas después*

¿Y si escribo ese fanfiction que quería escribir antes de que se acabará el año y se estrenara Fantastic Beasts para que J. K. Rowling  no me arruinara mi visión de los magos de Estados Unidos? Al fin que tengo ya un personaje que quiero usar. Sí, sí. Y le puedo poner chicanos. Sí. Y música mexicana. No sé para qué, pero sí. (Quiero hacer notar que estaba oyendo La llorona en todas las versiones que la tengo en bucle). ¡SÍ! 


*bastantes horas después*

¡¿5K PALABRAS YA?!

Día 2: Lunes y es puente. Debería hacer  mi tarea...

Nope. Mejor NaNo. Al fin que tengo ese personaje que se me ocurrió ayer. Sí, justo lo que le hace falta a mi historia es Nueva Orleans, Magia Vudú y una bruja haitiana que suelte tonterías en francés cada dos segundos. Además de que voy a matar a otro personaje, haber matado sólo a uno en el primer capítulo está bajando mis estándares...

*bastantes horas después*

¡¿10K PALABRAS YA?! Con razón todo el mundo me odia ya... (Sí, Gaheller me envió un NaNoMail en la página para decirme que me odiaba). Creo que me voy a hacer la tarea, así evito el odio colectivo.

Yo soy el gato.
Y el gato está adentro de un búnker para evitar el odio colectivo
Día 3Tengo mucho sueño. Bueno. Voy a escribir algo. 1K palabras y adiós, buenas noches, que descansen todos que yo voy a morirme a la cama. (Para este entonces, la mitad de la gente quería robar los chinos de mi sótano que me ayudan a escribir). 

Día 4: Tengo mucho que hacer, no voy a acabar el problemario de Señales (lleva 44, páginas, a manita), no voy a acabar lo de web..., no es posible, tengo demasiado que hacer, voy a explotar, ¿por qué quería hacer en NaNo? ¿Por qué me dejaron? Es día 4 y ya me estoy arrepintiendo... ¿Por qué en vez de hacer mis cosas estoy en Twitter? ¿QUÉ? ¿ALGUIEN YA LO ACABÓ?

NO PUEDE SER. Tengo que escribir, esto es una cuestión de orgullo (una hora y media después tenía 12K palabras ya y estaba más satisfecha conmigo misma).

Día 5. Flojera. Lo que yo siendo es flojera. No quiero hacer nada... Nada de nada. Además a la mejor tengo examen de Señales, mejor estudio. Sí, sí, eso.

*muchas horas después, sin haber tenido examen y la misma flojera*

Pues tengo una idea, voy a escribir una escena muy dramática. Al fin que son mi especialidad, sí, voy a escribir la escena más dramática del mundo, en el Barrio Chino de San Fransisco porque es uno de los lugares que está en mi lista de lugares por visitar antes de morir.


Día 6. ¡15K palabras! ¡Y fin de la escena emo! ¡Voy bien! ¡Sí voy a poder con este maldito NaNo! ¡Clato que yo puedo!

Día 7. Apenas 25 palabras hoy. Soy una vergüenza. No es posible. Debí de haber escrito si quiera 500, pero 25 es demasiado poco. Bueno, 26. Pero aún así, soy una vergüenza. ¿En qué estaba pensando cuando decidí apuntarme a esto? ¿En qué estaba pensando?+

Día 8. Ni una palabra. 

Día 9. Ni una palabra. Esto era un suicidio anunciado. Lo dije. Lo sabía.

Bueno, eso ha sido el resumen hasta el día de hoy. La verdad es que con un poco de suerte hoy escriba un poco más y me ponga al corriente con la meta del día, pero no estoy tan segura. Quiero aprovechar mañana que tengo sólo dos clases y después de eso el fin de semana largo, porque si no los exámenes me van a comer y sí que tengo muchas ganas de acabar el NaNo este año.