Divagaciones de una Poulain
by Nea Poulain
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sábado, 2 de febrero de 2013

Sabina

Y te tiraste a la orilla de la chimenea y me miraste como miran los enamorados mientras sonaba la canción más hermosa del mundo, la que habíamos hecho nuestra, en la radio. Y era abril y teníamos más de cien mentiras para enamorarnos las dos, como si no hubiera mañana. Y allí, al lado de la chimenea que no estaba encendida, nos dieron las diez, mientras te quitabas las medias negras y la minifalda azul… y nos quisimos esa noche, y la que siguió… y la que siguió. Y entonces se acabó abril, y pasó mayo, con sus aguaceros y te fuiste dando un portazo que sonó a venganza. Y aquí estoy, en donde habita el olvido, como tonta, recordando tus besos y tus mentiras piadosas…; recuerdo tu cigarro a las dos de la mañana, princesa (porque todavía me gusta llamarte princesa, ¿sabes?). Y ahora estoy aquí, como si estuviera en la calle melancolía, sin esperanzas para largarme al barrio de la alegría…
Y a nosotras dos nos sobran los motivos para hacernos daño…, pero después de pasar por bares y por besos anónimos, aparados por la noche y el alcohol, borrachos de necesidad, te he acabado dando por perdida. Y a veces todavía me pregunto quién me robó el mes de abril, en el que fuimos tan felices; tú estabas conmigo, yo contigo…, y no queríamos nada más. Me he tardado en aprender a olvidarte diecinueve días y quinientas noches, atascadas todas de insomnio y de pastillas para no soñar, a las que les ruego que me hagan olvidar la perfección de tus besos.
Porque amor se llama el juego en el que jugamos a hacernos daño, desde la soledad del olvido. A veces me pregunto dónde estarás y por qué te fuiste dejándome el corazón en los huesos. Y a pesar de todo lo que me has hecho sufrir… a pesar del insomnio, de mi corazón cerrado por derribo… Y sin embargo, te quiero. Esta es la canción de las noches perdidas, ésas que perdí intentando olvidarte mientras te grababas a fuego en mi piel.
Andrea Vega
a 29 de enero de 2013
Si encontraron todas las canciones de Sabina, además de otras referencias a este genio, me caen muy bien (y déjenlas en comentarios, digo, si ya lo leyeron, entreténganse buscando). Sólo decía.

Por otro lado, ¡el blog ha vuelto!

viernes, 23 de marzo de 2012

Más de cien mentiras


No me canso de escucharla, de darle vueltas, de intentar aprendérmela. No me canso de pensar que Joaquín Sabina es un genio. Lo es. Sabina es un maldito genio y yo… yo amo su música.

Tenemos memoria, tenemos amigos,
tenemos los trenes, la risa, los bares,
tenemos la duda y la fe, sumo y sigo,
tenemos moteles, garitos, altares.

Tenemos urgencias, amores que matan,
tenemos silencio, tabaco, razones,
tenemos Venecia, tenemos Manhattan,
tenemos cenizas de revoluciones.

Tenemos zapatos, orgullo, presente,
tenemos costumbres, pudores, jadeos,
tenemos la boca, tenemos los dientes,
saliva, cinismo, locura, deseo.

Tenemos el sexo y el rock y la droga,
los pies en el barrio, y el grito en el cielo,
tenemos Quintero, León y Quiroga,
y un bisnes pendiente con Pedro Botero.

Más de cien palabras, más de cien motivos
para no cortarse de un tajo las venas,
más de cien pupilas donde vernos vivos,
más de cien mentiras que valen la pena.

Tenemos un as escondido en la manga,
tenemos nostalgia, piedad, insolencia,
monjas de Fellini, curas de Berlanga,
veneno, resaca, perfume, violencia.

Tenemos un techo con libros y besos,
tenemos el morbo, los celos, la sangre,
tenemos la niebla metida en los huesos,
tenemos el lujo de no tener hambre.

Tenemos talones de Aquiles sin fondos,
ropa de domingo, ninguna bandera,
nubes de verano, guerras de Macondo,
setas en noviembre, fiebre de primavera.

Glorietas, revistas, zaguanes, pistolas,
que importa, lo siento, hastasiempre, te quiero,
hinchas del atleti, gángsters de Coppola,
verónica y cuarto de Curro Romero.

Tenemos el mal de la melancolía,
la sed y la rabia, el ruido y las nueces,
tenemos el agua y, dos veces al día,
el santo milagro del pan y los peces.

Tenemos lolitas, tenemos donjuanes;
Lennon y McCartney, Gardel y LePera;
tenemos horóscopos, Biblias, Coranes,
ramblas en la luna, vírgenes de cera.

Tenemos naufragios soñados en playas
de islotes son nombre ni ley ni rutina,
tenemos heridas, tenemos medallas,
laureles de gloria, coronas de espinas.

Tenemos caprichos, muñecas hinchables,
ángeles caídos, barquitos de vela,
pobre exquisitos, ricos miserables,
ratoncitos Pérez, dolores de muelas.

Tenemos proyectos que se marchitaron,
crímenes perfectos que no cometimos,
retratos de novias que nos olvidaron,
y un alma en oferta que nunca vendimos.

Tenemos poetas, colgados, canallas,
Quijotes y Sanchos, Babel y Sodoma,
abuelos que siempre ganaban batallas,
caminos que nunca llevaban a Roma.


Nea

lunes, 4 de julio de 2011

Una canción que puedo escuchar trece veces seguidas



A la orilla de la chimenea – Joaquín Sabina.
No puedo dejar de oirla.
"Puedo ser tu trapecio y tu red,
tu adiós y tu ven,
tu manta y tu frío,
tu resaca, tu lunes, tu hastío..."